Muchas de las especies con interés en ornitología deportiva no presentan una clara diferenciación entre los ejemplares de sexo masculino y femenino, lo cual puede conducirnos a cometer errores de determinación que harán peligrar nuestros proyectos de cría.
Este proceso de diferenciación incrementa su dificultad con la aparición de nuevas mutaciones genéticas, que modifican los patrones clásicos de distribución de colores sobre el plumaje de nuestras aves.
Tradicionalmente, se ha determinado el sexo mediante endoscopia, ya que los órganos sexuales en las aves son internos. Esta técnica, aunque muy fiable, tiene carácter invasivo, por lo que muchos criadores la rechazan. Además, es muy difícil de realizar en ejemplares de reducido tamaño.
La técnica más novedosa que existe actualmente es el sexado molecular mediante PCR, que es el método de referencia. Se basa en la separación de fragmentos de ADN obtenidos a partir de muestras de plumas, sangre o cáscara de huevo, para obtener un patrón genético que nos indique el sexo del ejemplar. En las aves, el sexo femenino viene dado por una pareja de cromosomas ZW, y el masculino por una pareja de cromosomas ZZ. Analizando un gen específico del cromosoma W, el gen CHD, se puede determinar el sexo de la mayoría de las aves.
¿Y para obtener el ADN? pues no hace falta ni sacar sangre a nuestros pajarillos, simplemente arrancando una pluma de alas o cola y enviando al laboratorio nos pueden confirmar científicamente el sexo de nuestras aves.