El hígado es uno de los órganos de mayor importancia de todo el organismo por la cantidad de funciones que desarrolla. Está implicado en el metabolismo de las proteínas, grasas, carbohidratos, vitaminas liposolubles y minerales sobre todo calcio. También elimina tóxicos. La vesícula biliar, que está anexa a él, almacena la bilis que no es secretada directamente al intestino, y que intervendrá en la digestión.
En las aves el hígado presenta un gran tamaño, muy llamativo y se aloja entre la cavidad torácica y el paquete intestinal. Presenta dos lóbulos, uno derecho y otro izquierdo. Del lóbulo derecho salen dos conductos que transportan bilis hacia la vesícula biliar mientras que del lóbulo izquierdo sale el conducto hepatopancreático, que drena bilis a la luz del duodeno (uno de los tramos en los que se divide el intestino).
Su color rojo burdeos lo hace fácilmente distinguible desde el exterior a través de la fina piel de las aves, de ahí que sea una de las referencias más utilizadas entre los criadores de aves cuando revisan el estado de salud de éstas, aunque no siempre observar el hígado es sinómino de enfermedad.